El mar de las invenciones
Por Omar Estrada de Zayas
Pintor y Critico de Arte
Mayo 8, 2001.
“Un dibujo descubre el corazón del pensamiento visual; fundiendo espíritu y percepción, conjura la imaginación: DIBUJAR ES UN ACTO DE MEDITACIÓN”
El acto de la “Apropiación”, del reciclaje, ha sido común al arte desde mucho antes que los enunciados de la postmodernidad comenzaron a hablar del uso de la cita como convención cultural. El “Ensamblaje” la recontextualización y la reformulación del discurso formal han sido, más allá de la conciencia de resurrección instaurada por la crítica y los creadores, instrumentos tan recurridos por el artista como la búsqueda misma de la originalidad.
La “Herencia Estética” del hombre de todos los tiempos ha jugado un papel fundamental como repertorio “Lingüístico” en los discursos artísticos.
Igualmente, al tiempo que la critica, la sociología y el arte, se ha disputado razones para validar la historia, la memoria de la cultura y el sentido del arte teorizando en todo los extremos, se ha desarrollado también otro tipo de visión creadora mas personal como estrategia del sujeto creador.
Tal es el caso de la obra de Carlos Verdial, quien manipulando códigos representacionales que denotan su formación académica, desarrolladauna poética de profundo carácter simbólico desde una posición ética, argumental y comprometida.
Antes las obras de Verdial siempre me hallo compulsado al análisis; el grosor de su retórica y su gusto por la simbolización, me arrastran a un “Tratar de Develar”, al desentrañar esclarecedor para la propia experiencia.
En sus obras coinciden las preguntas del hombre de su tiempo con las referencias culturales más disímiles, en un dialogo coherente y enriquecedor.
La carga interior, el latido, la alusión comprometida, se visten con la más amplia gama de referencias: La presencia del mar, con todas sus connotaciones, el signo asumido casi siempre con carácter de paradigma, la alusión místico – esotérica, la recurrencia del hombre como centro de sus reflexiones.
Carlos sustituye su parquedad verbal con la palabra, dejando clara sus miles de preguntas y su gusto por pintar.
La carga informática de las obras de este creador, aparece estructurado sobre una especie de “Visión Preconsiente” y surreal, construida sobre un recorrido cultural totalizador que se presenta, no como medio de potenciación de una nueva mitología.
Sin dudas, este modo de enfrentar el hecho artístico es otra de las tantas maneras posibles e igualmente legitimo: El arte asumido como caballo de batalla, discurso y podio a un tiempo, contexto del pensamiento y de la belleza como atributo.
Ante este hombre callado, su obra resulta el mejor argumento.